jueves, 22 de noviembre de 2012

Guatemala: las manifestaciones promilitares de las familias contrainsurgentes

     Por: Ulises Lima Wainwright


http://www.pcslatin.org/drupal/node/518


Ningún guatemalteco habrá dejado de notarlos… Ahí están, ahora con nuevos uniformes albos —aquel  camuflajeado verde invoca inevitablemente memorias innecesarias para una sociedad que destila sangre en su época de paz a duras penas—, marchando pacíficamente en las avenidas opulentas del país, indignados por la leyes de la democracia liberal —el derecho penal, una víbora que de ordinario sólo muerde al que no tiene botas, al descalzo, ve a los exgenerales apenas en calcetines; aunque eso sí, de seda—, condenando a quienes ellos consideran terroristas: a los viejos enemigos de la guerra, a la Fiscal General Claudia Paz, inclusive a los testigos inoportunos del oficio contrainsurgente —la fotógrafa Jean-Marie Simon, por ejemplo—. Para ellos el más mínimo detalle en su contra amerita el empleo de tal adjetivo, y bueno, si seguimos ese orden de ideas, no resulta nada nuevo, cuando el hecho de compartir documentos en internet es suficiente motivo para que el FBI nos catalogue como ciberterroristas. Además, los hay ciertos detalles llamados "evidencia arqueológica forense" que hablan por sí mismos, aunque en apariencia sean solamente montones de osamentas halladas en fosas clandestinas.





Han de tener harto miedo estos pacíficos manifestantes de blanco. Miedo de que al final el mismo orden sagrado del desarrollo capitalista les dé la espalda. Y tal vez incluso odio,  y no el odio natural a sus enemigos comunes —me gustaría decir en son de broma que son los poetas— sino un odio más cercano, rompedor de compadrazgos: odio contra sus comunes, contra los otros segmentos de la burguesía militar que hacen vida en el gobierno, quienes quizá querrán remarcar la línea cronológica entre los genocidas de los 70s y 80s  y los firmantes de la paz —también genocidas—, por obvia conveniencia.


zuryrios.com
La burguesía militar la conforman aquellos miembros del Ejército que se aprovecharon del control del Estado en épocas de guerra para acaudalar beneficios económicos, además de políticos, y por ende en la posguerra se les considera un sector emergente de la burguesía nacional. El poder político evidentemente es necesario para que los distintos segmentos de la burguesía militar sigan manteniéndose a flote. Si miramos el caso del exgeneral Ríos Montt, tenemos un ejemplo concreto del caso: su opoder político está en decadencia, está sindicado de genocidio. Cosa que no puede pasarle, por ahora, al presidente Otto Pérez Molina, acusado de crímenes de lesa humanidad contra la población Ixil. Por eso hay que pensar en la burguesía militar como cualquier otra burguesía tercermundista: con un oportunismo capaz de devorarse a sus hermanos más lerdos. ¿Será que el gobierno de este otro genocida pondrá la cara por los militares enjuiciados? Probablemente no. ¿Quisiera manifestarles su apoyo, acompañarlos? Por intereses de clase, por supuesto que sí; ha de prefigurar un futuro similar para él y para el resto de genocidas contrainsurgentes. No esperemos que se queden de brazos cruzados.
monitoreodemedios.gt

La gente que marchó de la Escuela Politécnica al Obelisco, manifestándose en contra de los procesos penales que se han llevado a cabo contra antiguos altos miembros del Ejército, son precisamente sus familiares y gente cercana a los mismos. Se trata de la aristocracia militar de aquel entonces; familiares de soldados ordinarios, o no los había o eran muy pocos. Pedían justicia, decían. Para ellos se trata de un complot comunista. Además quieren tapar los actos de genocidio con un dedo: según dicen, no existieron tales. Quieren que se levante el trono de la memoria militar: "gracias a los soldados y no a los poetas podemos hablar en público", decían sus pancartas. Evidentemente, el contexto político del país se presta para tales exigencias: pocas veces se tiene el honor de tener en el Ejecutivo a un exintegrante de las fuerzas especiales del Ejercito, los tristemente célebres kaibiles, reconocidos mundialmente por sus altos méritos en la tortura y aniquilamiento de masas, por su adiestramiento brutal como máquinas asesinas, y para variar, en épocas más recientes, por ser enviados a morir en "cumplimiento del deber" a las misiones militares en el Congo, y también por engrosar las filas del sicariato en los cárteles del narco.

Tendremos que saber aprovechar las fisuras de la “democracia” liberal. Parece ser una opción masomenos viable, y quedan todavía muchos genocidas sueltos y campantes. Fuera de la consolidación de la burguesía militar y la inminente represión que nos acecha, todo lo demás aquí en Guatemala es coser y cantar…  ¡Que viva Guate Barrondo.

http://la-isla-desconocida.blogspot.com










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