Gustavo
Adolfo Illescas
El texto de Aura Marina Arriola hace
una revisión a contrapelo de la imposición antropológica de la política
indigenista en Guatemala, a partir de las publicaciones realizadas por el
Instituto Indigenista Nacional, el Seminario de Integración Social de
Guatemala, centros de investigación más contemporáneos como AVANCSO Y FLACSO,
así como por la estrategia de Estabilidad Nacional diseñada por el Gral.
Gramajo.
En todos, el hilo conductor es la
procedencia externa (Estados Unidos) y la orientación de las corrientes de
investigación que predominaron en el estudio étnico en Guatemala, y por
consecuencia la autora logra develar el sentido real de las motivaciones
¿científicas? Que han dirigido la política indigenista en Guatemala.
El origen de la política indigenista y
su desarrollo por el Estado guatemalteco
Con la instauración moderna del
sistema lati-minifundio a través del despojo de las tierras comunales indígenas
y las sucesivas leyes y reglamentos en materia laboral y educativa, se
encuentran los primeros indicios de una política dirigida a la
descampesinización y ladinización de los y las indígenas del campo, a tal punto
que durante la dictadura de Ubico, este afirmó que no existía “problema
indígena” en Guatemala.
Según Arriola, el maestro, dramaturgo,
estudiante de Derecho y miembro de la AEU, Manuel Galich; Participó en el
Primer Congreso Indigenista realizado en Patzcuaro, México; de ahí su
influencia en el ideario revolucionario de la AEU donde se contemplaba la
creación de Instituto de Ciencias Indigenistas. Este manifiesto fue la base
política de los miembros de la AEU cuando triunfó la revolución de Octubre; de
esa cuenta personajes como Manuel Galich pasaron a formar parte del gobierno
revolucionario, en este caso como Ministro de Educación.
La revolución de Octubre debe ser
entendida como una alianza de coyuntura en oposición al régimen dictatorial de
Jorge Ubico (1931-1944). De esa suerte es que se puede explicar la conjugación
de fuerzas, ideas y contradicciones que existieron durante la “primavera
democrática, en el país de la eterna
dictadura”. La pequeña burguesía universitaria fue la vanguardia movimiento
urbano e intelectual, muy cercano al magisterio y los círculos educativos a
través de Manuel Galich. Por su parte David Vela fue el enlace con un sector de
la llamada burguesía “modernizante” representado a través de Guillermo
Toriello, la cual, se encontraba en disputa con la oligarquía terrateniente
agro-exportadora y en gran tensión con las concesiones del presidente Jorge
Ubico.
Galich fue más proclive al
paternalismo y la política conservadora de las costumbres e “ideas positivas”
que pudieran ayudar a mejorar la economía del indio, pero con la condición de
no contravenir la evolución del modelo capitalista, por ello en a cuanto a
auto-gobierno se refiere, estos no se promovieron por parte del Estado, y fue
solo durante el II gobierno de la Revolución que inició con seriedad un proceso
de reforma agraria, con una perspectiva diferente de la economía campesina.
Por su parte David Vela se propuso
estudiar la influencia de las costumbres raciales en los problemas regionales;
una posición un tanto más apegada a la naciente teoría de la ladinización en
Guatemala. Sin embargo la posición de Galich tampoco escapa a la idea de
“incorporar al indio a la civilización”, como si se tratara de una réplica
republicana del problema del indio (agrario y educativo) entre liberales y
conservadores.
Con la fundación del Instituto
Indigenista Nacional (IIN) en 1945, estas posiciones y su resolución metodológica quedaron bajo la responsabilidad
de los teóricos Antonio Goubaud Carrera
y Joaquín Noval. El primero, estudió en la Universidad de Chicago y fue
colaborador de Robert Redfield; cabe mencionar que ese mismo año el economista
neoliberal y seguidor de F.A. Von Hayek, se
convirtió en profesor de Teoría Económica en la Universidad de Chicago.
Luego de la II Guerra Mundial, Estados
Unidos hegemonizó la geopolítica occidental y volcó su atención a “recuperar”
Latinoamérica de la amenaza “comunista” a través de una colaboración estrecha
entre la Universidad de Chicago, la CIA y el Departamento del Tesoro. Por ello,
no extraña que la política indigenista en Guatemala se fuera perfilando y
consolidando como una tendencia de “re-educación” de los indígenas y la
conformación de pequeñas cooperativas para convertirlos en ladinos y
descongestionar la lucha por la reforma agraria.
Como parte de este plan de conformar
una “nacionalidad homogénea”, la primera fase del IIN fue elaborar una base de
datos demográficos y lingüísticos de las etnias mayoritarias, para luego crear
un instrumento de investigación de campo que les permitiera insertarse en las
comunidades indígenas, con especial atención a las áreas de conflicto.
Así pues, la idea de crear un
Instituto de Ciencias Indigenistas propuesta por Manuel Galich, disolvió el
caudal revolucionario que tenían a la mano como miembros del gobierno. Por el
contrario hubiese sido necesaria la creación de un Instituto de Ciencias
Indígenas, es decir, promover desde los y las indígenas la sistematización de
su memoria y el estudio de su cosmovisión, muy a pesar que el conocimiento
ancestral no gozara de estatus “científico”. Dicho de otra forma, el apegarse
al paradigma occidentalizante no se permitió el estudio del desarrollo del
conocimiento de los Pueblos, y en su lugar más bien los estudiaron como un
problema per se para el capitalismo, fuera este nacionalista o
intervencionista.
Por el lado de la tendencia
nacionalista vamos a encontrar a Joaquín Noval que mezcló el culturalismo con
el marxismo, quizá la corriente antropológica que años más tarde Marvin Harris
explicaría como Materialismo Cultural, una tendencia que explica el desarrollo
socio-cultural desde la tecnología como elemento condenante pero a la vez salvador de la civilización.
Noval insistía en separar el análisis étnico de las clases sociales, pues el
primero es más un acervo cultural que no genera acción practica y se detiene en
el análisis de desde las clases sociales.
De esta cuenta es que el indigenismo
representó una amenaza para la derecha que veía en esto la filtración del
comunismo, así como por el gasto publico que podía provocarle al gobierno, lo
cual se traduciría en más impuestos para la burguesía; por ello luego de la
contrarrevolución de 1954, cofinanciada por Estados Unidos, el gobierno de
Castillo Armas apoyó la creación del Seminario de Integración Social de
Guatemala (SISG).
El SISG fue diseñado para
contrarrestar el impulso de las reformas agrarias latinoamericanas posterior a
la recomposición geopolítica de la segunda guerra mundial y la hegemonizacion
del imperialismo yanqui, de la mano del antropologo norteamericano Richard
Adams y su teoria de la ladinización. El Estado yanqui se da cuenta de la
potencialidad colonizadora de los estudios antropológicos que plantean que el
indio puede desaparecer de manera acelerada tras un proceso escalonado de
ladinización. Años después “moderniza” su planteamiento diciendo que los
ladinos son los que más daño hacen a los indios, pero que el análisis de clase
desvirtúa la interpretación del fenómeno, pues los indios merecían un “mínimo”
de consideración.
Luego vinieron las misiones del
Instituto Lingüístico de verano y la proliferación de iglesias evangélicas que
llegaron a concentrar mucho poder político durante el gobierno de facto de Ríos
Montt. El objetivo de esta penetración fue promover una división étnica a
partir de la religión, por un lado porque desde las iglesias evangélicas eran
prohibido los rituales propios de la cosmovisión maya y por el otro porque la alianza del
intervencionismo yanqui perdió fuerza entre la iglesia católica que poco a poco
fue desarrollando un pensamiento que posteriormente seria conocido como
Teología de la Liberación. El avance de la ideología evangélica se enfocó en
implantar los valores del bienestar individual por encima del colectivo y de
avergonzarles por su condición étnica.
No es casualidad que Guatemala y Chile
-por ejemplo- ambos fueron intervenidos por Estados Unidos a través de Golpes
de Estado, porque tenían gobiernos desarrollistas y/o de tendencia capitalista
de estado y ambos son los que más población evangélica lograron desarrollar. La
diferencia es que en Chile Milton Friedman participó directamente en el diseño
neoliberal de la política monetaria y económica, mientras en Guatemala para el
Golpe de estado, Friedman todavía no alcanzaba esos niveles de influencia, pero
cabe mencionar que 5 años después del golpe de Estado en Chile, la Universidad
Francisco Marroquín le otorgó un doctorado Honoris Causa en 1978.
esta relación entre indigenismo y
modelo económico no va a desaparecer durante el retorno a los gobiernos
civiles, cuando surge la tendencia denominada etno desarrollo o indigenismo
participativo y se cancelan el IIN y el SISG. Con esto se retorna a la idea más
o menos de Galich de no ser asimilacionistas y reconocer bajo el marco de la
ONU a los Pueblos Indígenas, pero nada de reconocer el derecho histórico sobre
la tierra.
Sobre esta base se perfiló la política
de descentralización del estado en consejos de desarrollo urbanos y rurales. El
puro desarrollismo reconocedor de derechos folclorizantes, que pudiera hacerle
frente -nuevamente- a la creciente movilización de los pueblos indígenas y la
crisis de “Estabilidad Nacional”. Por ello, en el marco de la alianza
oligárquico-militar la política contrainsurgente impulsó una estrategia de
Desarrollo Rural Integrado basado en la experiencia agrícola-cooperativa de
Israel, como mecanismo para la reconcentración y reeducación de la población
“ganada” por la insurgencia.
Esta política quedará plasmada en los
Acuerdos de Paz y tutelada por la Secretaria General de Planificación SEGEPLAN,
que hoy por hoy lleva la gran tarea neoliberal de orientar el reordenamiento
territorial de Guatemala en función de los actuales ejes del modelo de
acumulación capitalista: (1) reconcentración de la tierra para la producción de
agro-combustibles a través del cultivo de Caña de Azúcar y Palma Africana (2)
explotación y mercantilización de los bienes naturales como Petróleo y
Minerales (3) Instalación de Megaproyectos que le permiten toda la logística
necesaria al capital para su realización tale como hidroeléctricas,
mega-carreteras, puertos y aeropuertos de mayor capacidad de almacenaje y
transporte.
Sobre esta estructura definida es que
se despliegan de manera vertical los Consejos de Desarrollo: nacional,
regional, departamental, municipal y local; en los que la decisión tomada desde
las comunidades y pueblos es burocratizada y alterada de su espíritu original.
Por último podemos decir que el
indigenismo siempre ha sido y será una corriente racista, tanto en sus
versiones paternalistas como asimilacionistas, así como nacionalistas e
intervencionistas y que su predominancia en los rituales cívico-militares y
económico-evangélico son su forma más acabada de dominación.