lunes, 9 de julio de 2012

Normalistas en pie de lucha


Por: Catarino Tot 
y Rebeca Bocafloja


Días sin recibir clases, ocupación de instalaciones de educación pública, confrontación con fuerzas de seguridad. Esto es el recuento de casi dos meses de lucha estudiantil, si solo nos atenemos a lo que medios de comunicación corporativa nos permiten conocer. Sin embargo silenciadas quedan las opiniones de las y los estudiantes normalistas, marginado esta el cansancio de pasar días enteros de mala alimentación, de sueño, de stress por las amenazas e intimidaciones recibidas de forma casi cotidiana. 

No, eso no sale ni en periódicos, ni en televisión, ni en las radiodifusoras. Pero sobre todo a quienes hemos sido testigos de cómo este movimiento social, justo y necesario, ha llamado la atención de casi todo el país debido a la gran cobertura mediática que ha obtenido. Sin embargo, dicha atención ha estado mucho más enfocada hacia su criminalización, que a explicar el porque de estos acontecimientos.


Foto: Vicla Chinche
bien la clase media, sobre todo aquella con acceso a emitir una opinión pública en redes sociales, ha dividido sus opiniones bien sea en detrimento o apoyo al movimiento, la realidad de los acontecimientos se ha manifestado claramente objetiva. Se ha hecho manifiesto que la “propuesta” no es más que una imposición “desde arriba”, la cual tiene el apoyo incondicional del actual gobierno. Esto se ha manifestado en actos de manifiesta represión, con antimotines, y con la criminalización sistemática desde los medios de comunicación masiva. 


La justificación principal para ello es que el movimiento normalista ha atentado contra el “orden público” y por ellos el gobierno se ha visto “obligado” a tomar esas medidas “muy a su pesar”. Esto, ha hecho sino mostrar, una vez más, la verdadera cara del actual gobierno. Donde el término “dialogo” no significa más que aceptación sin discusión de las medidas impuestas, y si alguien se atreve a desafiarlo, ello implica su persecución, intimidación y represión. Eso si más lleva a pensar que se trata realmente de un gobierno de forma “civil”, pero de prácticas militares pragmáticas que se hacen manifiestas con respecto a las políticas públicas.



Ahora bien, desde el otro lado del campo social, la dignidad de las estudiantes, la rebeldía innata de la juventud y sobre todo la valentía de enfrentarse al Estado sin más que manos desnudas frente a armas, bombas lacrimógenas, bombas de agua, y la inminente posibilidad de que las armas de fuego se unan contra ellas y ellos.


 Todas estas razones han generado una amplia solidaridad con el movimiento. Mujeres, campesinos, intelectuales, organizaciones a favor de los derechos humanos, la justicia y la verdad y no menos importantes ciudadanos de a pie que saben que la persecución y represión a menores de edad es no solo injusta sino inmoral. Si bien los medios han usado la presencia de este apoyo como una manipulación, la verdad no se puede ocultar el apoyo social solo tiene como objetivo acompañar una lucha social que es justa y necesaria.

No solo se trata de una oposición a una imposición, es la educación pública la que se esta en juego. Desde los años 90s, en los años de la posguerra, se hizo manifiesta la abierta privatización de empresas y servicios públicos. Sin embargo en los años iniciales del siglo XXI, tanto el territorio como la salud y la educación han sido los principales objetivos de la expansión del sistema neoliberal. Una de las muestras más claras de esto es la continua y descarada privatización de la Educación superior, sin embargo la pieza clave para terminar de privatizar la educación se centra en la formación educativa, esto es no solo la educación media, sino la formación docente.


 Esto, lo que nos hace manifiesto es que la “reforma educativa” que su busca imponer, no es más que un elemento más del proceso de privatización generalizado que se busca implantar, ahora de forma mucho más desesperada por la crisis económica global, a fin de obtener muchas más ganancias para el capital.
Sin embargo, el rechazo social a la imposición no se redujo a la ocupación de institutos, sino que también ha generado una amplia movilización que ha trascendido el ámbito urbano. Chiquimula, Quetzaltenango, Antigua Guatemala, Huehuetenango, San Marcos, entre muchos otros han hecho presente su rechazo a las medidas de imposición surgidas desde el Ministerio de Educación y han condenado públicamente la criminalización y represión a las y los estudiantes de los institutos normales de la Ciudad Capital.


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Todo esto ha implicado la nacionalización de un movimiento social. Sin proponérselo, el gobierno ha creado una situación donde el único mecanismo de defensa de si mismo es el castigo público a través de los medios de comunicación y la amenaza de la represión física. Sin embargo, si bien la toma de los Institutos fue una fase, muy fuerte del movimiento, el movimiento no han hecho sino transformarse y tomar una ruta diferente a la mantenida hasta ahora. 


Ahora, Maestros, Madres y Padres y de familia se han sumado en apoyo a las y los estudiantes. Será en el transcurso de los acontecimientos que se suscite en los próximos meses que se verá efectivamente si este movimiento logre rechazar de plano a la imposición de las medidas neoliberales orientadas hacia la privatización.

Por la Educación publica para todos y todas


Iximulew, 8 de Julio de 2012

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